El aumento del colesterol, también conocido como hipercolesterolemia, no provoca síntomas, por lo que es importante controlarlo periódicamente a fin de evitar males mayores. Por qué conviene tener alto uno (“el bueno”) y bajo el otro (“el malo”), y cómo lograrlo.

Se estima que los problemas del corazón y los accidentes cerebrovasculares producen la muerte de más de 12 millones de personas en todo el mundo cada año, estando íntimamente relacionados con varios factores de riesgo.

Así como la presión arterial es la causante de casi un 50% de las enfermedades cardiovasculares, a el colesterol se le podría atribuir una tercera parte de estas enfermedades. El colesterol es una sustancia grasa transportada en la sangre.

El colesterol “malo”, llamado científicamente LDL (low density lipoproteins o lipoproteínas de baja densidad) se deposita en las paredes de las arterias generando las placas de colesterol, pudiendo estrechar la luz de las mismas hasta generar una oclusión de esta y síntomas como el ataque al corazón, accidentes cerebrovasculares o amputación de las piernas.

El “bueno” o HDL (high density lipoproteins o lipoproteínas de alta densidad) tiene un efecto contrario al LDL, y consiste en extraer el colesterol depositado en las arterias hacia el hígado y así poder ser eliminado fuera del organismo. 

Los mandamientos para prevenir el colesterol

a Fundación Barceló brinda algunos consejos para fomentar un estilo de vida saludable, disminuyendo las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, conocidos como “los 9 mandamientos”:

  1. No fumar
  2. Mantener niveles bajo de colesterol
  3. Mejorar la alimentación (consumir más vegetales y frutas)
  4. Controlar el peso
  5. Abandonar la vida sedentaria
  6. No abusar del consumo de alcohol
  7. Evitar la hipertensión
  8. Reducir el estrés
  9. Vigilar de cerca la diabetes

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