Las matrices son generadas con células humanas. Se busca reducir el rechazo en los trasplantes de órganos y para ser empleados como plataformas de pruebas personalizadas de medicamentos y tratamientos. También contribuiría a disminuir la problemática de la escasez de donantes. 

Un grupo de investigadores e investigadoras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) está trabajando en la creación de órganos bioartificiales. Según explicaron, se trata de matrices generadas con células humanas que servirían para reducir el rechazo en los trasplantes y para ser utilizados como plataformas de pruebas personalizadas de medicamentos y tratamientos. 

En el Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires están trabajando desde hace más de 8 años para generar la construcción de órganos bioartificiales y así disminuir la problemática de la escasez de donantes: de acuerdo con el registro del INCUCAI, 7017 personas están esperando un trasplante de órgano para salvar su vida en Argentina y apenas se han donado 798 órganos en los últimos 12 meses.

“La problemática del trasplante de órganos tiene dos aristas, la principal es la escasez de donantes, seguido de cerca por la necesidad de evitar que el órgano trasplantado sea rechazado”, explicó el fisiólogo e inmunólogo Chuluyan, del Laboratorio de inmunomoduladores y regeneración de órganos de la Facultad de Ciencias Médicas y también docente de la UBA, investigador principal del CONICET, y director del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos al que pertenece el laboratorio antes mencionado.

“Para que un órgano no sea rechazado, hay que inmunosuprimir. Es decir, reducir el trabajo protector del sistema inmunológico mediante la utilización de drogas inmunosupresoras. La inmunosupresión lleva a un aumento de infecciones, razón por la cual la mayoría de los trasplantados suelen tener procesos infecciosos reduciendo la sobrevida del injerto y del paciente”, contó el experto.

“La técnica en la que viene trabajando el equipo de investigadoras e investigadores de la UBA es, por ejemplo, tomar el riñón de un animal y sacarle todas las células”. Lo que queda es una especie de hormigón, una matriz de tejido sobre la cual suelen estar pegadas las células. La idea es reconstruir ese hormigón con otras células.

Es hacer el cambio de células del donante por las del receptor, en los vasos sanguíneos que unen al órgano con el resto del cuerpo. 

“Las células del sistema inmune presentes en la sangre del receptor, una vez que ingresen al órgano trasplantado, si se encuentran con células que no son las suyas, comenzará el rechazo, mientras que si lo que encuentra son las propias, las probabilidades de rechazo serán menores”, indicó Chuluyan.

El año pasado, el equipo de investigadores e investigadoras logró que un riñón bioartificial, acondicionado en la mesada de su laboratorio, fuera trasplantado y funcionara produciendo orina en tres animales diferentes.

“Pudimos probar que se podía generar un órgano acondicionado para que produzca menos rechazo en animales de laboratorio. Pasar a humanos genera diferentes problemas, desde la disponibilidad de material, a los éticos. Pero este proyecto nos permitió contar con un laboratorio y un conocimiento que podemos aplicar en diferentes áreas”, señaló el investigador.

Actualmente están trabajando en aplicar todo ese conocimiento a órganos bioartificiales que puedan ser utilizados como plataformas de pruebas de drogas y tratamientos personalizados destinados a seres humanos.

“Por ejemplo, cuando queramos probar un nuevo medicamento en un paciente, previamente podríamos construir órganos bioartificiales con las células de ese paciente, evitando ponerlo en riesgo”, planteó Chuluyan. Y explicó: “ahí es donde entra en juego el órgano bioartificial creado con sus células, donde podemos ver cómo van a reaccionar frente a ese nuevo medicamento”.

Para el experto, se trata de una plataforma “que tiene una perspectiva a futuro de mucha utilidad”. Actualmente, adelantó, “las estamos poniendo a punto para que sirvan como plataformas para el estudio de enfermedades y para evaluar nuevos y diferentes tipos de tratamientos”. 

A la vez, “son estructuras que podrán servir para mejorar otros métodos de trasplante”. Pero “lo más importante del proyecto”, concluyó, “es la formación de recursos humanos en técnicas de avanzada en la creación de órganos bioartificiales”. 

Página de Refrencia: www.lanacion.com.ar

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