La cantidad de personas con diabetes se ha cuadruplicado en las últimas cuatro décadas en todo el mundo, con especial énfasis en los países de ingresos bajos y medios.
En la Argentina, la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) elaborada por la Secretaría de Salud de la Nación indica que al año 2018 la diabetes afecta al 12,7% de la población adulta, lo que equivale a alrededor de 3 millones de personas, con una incidencia que aumentó un 50% en los últimos 13 años. Lo más complejo es que se estima que del total, la mitad no sabe que tiene diabetes, por lo que no está haciendo nada al respecto para controlar su enfermedad.
Aunque las causas de este incremento son complejas, en parte se debe al aumento del número de personas con sobrepeso y obesidad y a la vida sedentaria. Hay tres tipos principales de diabetes:
Diabetes tipo 1: El páncreas no produce una sustancia que se llama insulina y que es la encargada de que la glucosa que circula en el torrente sanguíneo pase a los músculos en forma de energía. Quienes tienen este tipo de diabetes precisan administrarse en forma cotidiana análogos de insulina, medicamentos inyectables que imitan la insulina que el organismo no fabrica. Por lo general se diagnostica en niños y adultos jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad. Mucha sed y orinar con frecuencia son dos síntomas que podrían ameritar una consulta médica.
Diabetes tipo 2: En este caso, el más frecuente (representa a alrededor del 90% de los pacientes), el páncreas no produce suficiente insulina y el organismo no asimila correctamente esa insulina. Para estos pacientes, el abanico de medicamentos es amplio el profesional de la salud le indicará cómo con cuáles controlar mejor su enfermedad, lo que además supone llevar una vida más saludable.
Diabetes gestacional: Algunas mujeres presentan este tipo de diabetes durante el embarazo, lo que –si no es adecuadamente abordado- podría ocasionar complicaciones tanto para la madre como para el bebé. Por eso, es importante que el médico tratante monitoree de manera regular los niveles de glucemia de la mujer durante el embarazo. La mayoría de las veces, este cuadro desaparece tras el parto, pero la mujer que la presenta debería seguir el tema con su médico de confianza, porque que la diabetes gestacional es un factor de riesgo de diabetes tipo 2 en el futuro.
La educación diabetológica (que incluye justamente conocer cómo impactan los alimentos en su nivel de glucemia, cuándo y cuánto aplicarse de medicación, qué mirar de los pies, etc.), junto con la vida saludable y la adherencia terapéutica son los tres pilares que van a permitir a una persona tener diabetes y llevar una vida normal, contribuyendo así a prevenir el desarrollo de cualquier complicación que ponga en riesgo su salud.