Una vida saludable ayuda a prevenir varios tipos de cáncer y un diagnóstico temprano favorece el tratamiento y aumenta las posibilidades de cura.
Cuando hablamos de cáncer nos referimos a un amplio grupo de enfermedades que comienzan en las células.
El cáncer puede empezar casi en cualquier lugar del cuerpo, debido a que nuestro organismo está formado de muchos tipos de células. Normalmente, las células crecen y se dividen para producir nuevas que son indispensables para mantenernos sanos. Algunas veces este proceso se descontrola: nuevas células se siguen formando cuando el cuerpo no las necesita y otras viejas no mueren cuando deberían hacerlo, formando una masa de tejido llamado tumor.
Los tumores pueden ser benignos o malignos. Los benignos no son cancerosos ya que las células de este tipo de tumores no se diseminan a otras partes del cuerpo, generalmente se pueden extirpar y en la mayoría de los casos no reaparecen. Los tumores malignos son cancerosos, dado que sus células tienen anomalías, se dividen sin control, pueden invadir y destruir el tejido a su alrededor, entrar al torrente sanguíneo o al sistema linfático y diseminarse a otros órganos.
Los controles médicos frecuentes son fundamentales para detectar a tiempo el cáncer, dado que en sus etapas iniciales la mayoría de los tumores son asintomáticos. La detección temprana al diagnosticar la enfermedad en las primeras fases para dar un tratamiento más efectivo, al inicio de los síntomas o si es posible, antes de su desarrollo, cuando el tumor está localizado en el órgano de origen, sin invasión de otros tejidos vecinos.
Los síntomas, tratamientos y evolución son diferentes en cada persona. No se puede comparar el proceso por el que pueden estar pasando dos personas que tienen el mismo diagnóstico de cáncer, ya que su evolución está sujeta a múltiples factores. El cáncer puede tratarse con cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia hormonal o terapia biológica. El médico puede usar un método o una combinación de éstos, en base a la edad y salud general del paciente, el tipo y ubicación del cáncer y el nivel de extensión de la enfermedad entre otros factores.
Aproximadamente un tercio de las muertes por cáncer tienen su origen en el tabaquismo, los altos índices de masa corporal, el abuso de alcohol, la baja ingestión de frutas y verduras, y la falta de actividad física. Las variantes más comunes a nivel mundial son el cáncer de mama (2,26 millones de casos); pulmonar (2,21 millones), colon y recto (1,93 millones), seguidos por próstata, piel y estómago.
La detección temprana y el adecuado tratamiento son claves para aumentar la supervivencia y reducir la morbilidad, pero desgraciadamente en los países de bajos ingresos apenas un 15% de la población tiene acceso a tratamientos exhaustivos, contra el 90% de los países más ricos.