Las principales asociaciones médicas del mundo recomiendan la realización de estudios preventivos a partir de los 45 años, como método eficaz de prevención de la enfermedad.
El cáncer colorrectal, también conocido como cáncer de colon y recto, se desarrolla en esas partes del intestino grueso. Es el tercer tipo de cáncer más común en el mundo, con 10% de los casos globales, y es más común en hombres, después del cáncer de próstata y de pulmón. En los últimos años, las estadísticas indican que los casos han bajado en personas mayores, pero van en aumento entre los hombres más jóvenes.
En más del 80% de los casos, se genera primero un pólipo (crecimiento anormal de las células) denominado adenoma, que puede crecer lentamente durante más de 10 años y transformarse en cáncer si no se detecta y extirpa a tiempo.
Estudios a partir de los 45 años
Recientemente, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos, que es el panel principal de orientación médica en ese país, redujo la edad recomendada para comenzar a detectar el cáncer de colon y recto de 50 a 45 años. El estudio fue publicado semanas atrás en la revista médica JAMA, en donde afirma que todos los adultos de 45 a 75 años deben someterse a pruebas de detección de cáncer colorrectal como método eficaz de prevención de la enfermedad.
En Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación estima una incidencia de 15.600 casos nuevos por año, tratándose de la primera causa de cáncer en el hombre -superando desde 2018 al cáncer de pulmón- y la segunda causa en mujeres, luego del cáncer de mama. Pese a las recomendaciones de los organismos internacionales y nacionales, los especialistas advierten que en Argentina es poco frecuente la realización de los estudios de prevención y detección temprana: se calcula que sólo el 25% de las personas entre 50 y 75 años se realiza estudios preventivos de detección de cáncer colorrectal.
Cómo reducir el riesgo
Si bien la Sociedad Americana del Cáncer insiste en que no hay una manera que ciertamente prevenga el cáncer de colorrectal, subraya la necesidad de tomar medidas que pueden ayudar a reducir su riesgo, como cambiar los factores de riesgo que sí se pueden controlar: sobrepeso u obesidad, inactividad física, tabaquismo y la alimentación (reducir el consumo de carnes rojas, embutidos, procesados, bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas en grandes cantidades y aumentar el de frutas, verduras y granos integrales).
Los factores de riesgo del cáncer colorrectal que no se pueden cambiar son el envejecimiento porque el riesgo aumenta con la edad; tampoco la existencia de antecedentes personales o familiares de enfermedad inflamatoria de intestino, cáncer colorrectal o pólipos colorrectales, o síndromes hereditarios que pueden causar la enfermedad, como el síndrome de Lynch, y la diabetes tipo 2.
Es muy importante prestar atención a los síntomas para poder tratarlo a tiempo, tales como la presencia de sangre en la materia fecal, distensión o dolor abdominal, cambios del hábito evacuatorio (diarrea o constipación) o pérdida de peso.
Las pruebas de detección
Hay dos tipos comunes de pólipos: el hiperplásico, que no presenta riesgo de cáncer, y el adenoma, que suele ser el origen de la mayoría de los cánceres de colon. Los especialistas explican que, desde el momento en que comienzan a crecer pólipos, usualmente transcurren aproximadamente de 10 a 15 años para que éstos se transformen en cáncer colorrectal. La mayoría de los pólipos se puede descubrir con pruebas de detección de forma periódica y se pueden extirpar antes de que tengan la oportunidad de convertirse en cáncer. Las pruebas de detección también pueden ayudar a encontrar el cáncer colorrectal en sus etapas iniciales, cuando es pequeño, que aún no se ha propagado y es más fácil de tratar.
Las pruebas de detección se dividen principalmente en dos grupos: pruebas en materia fecal para saber si hay signos de cáncer; son menos invasivas y fáciles de realizar, pero necesitan realizarse con más frecuencia. Y exámenes visuales que permiten observar la estructura del colon y el recto para detectar cualquier área anormal. Se realiza con un endoscopio (un instrumento parecido a un tubo con una cámara diminuta y una fuente de luz en el extremo) que se inserta en el recto, o con estudios por imágenes especiales (rayos X).
En síntesis, el cáncer colorrectal se puede prevenir y curar, tal como lo recuerdan las campañas que cada 31 de marzo se realiza en el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Colon. Los datos a nivel mundial señalan que es un tipo de cáncer bastante común en muchos países, pero también resulta fácil de detectar y tiene un alto grado de curación si se diagnostica a tiempo.
Fuentes: Sociedad Americana del Cáncer; Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos; Revista médica JAMA; Ministerio de Salud de la Nación.