Una de las enfermedades que afecta a una porción importante de la población mundial es la osteoporosis. Con más de 200 millones de pacientes en el planeta, recientemente se actualizaron las guías para el diagnóstico, tratamiento y prevención, que ampliaron las elaboradas en 2012.
Radiografías, mediciones de talla y evaluación de caídas de los pacientes aparecen entre las nuevas herramientas aconsejadas para el espectro médico y una serie de recomendaciones domésticas que disminuyen los riesgos para los pacientes.
Entre los hallazgos comprobados por la Asociación Argentina de Osteología y Metabolismo Mineral y la Sociedad Argentina de Osteoporosis se destaca el diagnóstico por radiografía, con la indicación de “detectar fracturas vertebrales”, que permite advertir deformidades y la visualización de al menos una de estas características constituye un indicador de osteoporosis, siempre que estén descartadas otras causas.
En el campo clínico, la sospecha de la existencia de una fractura vertebral puede darse a partir de la pérdida de tres centímetros en la estatura, o si el registro es de cuatro a seis centímetros teniendo como base de comparación la talla de la juventud, recordada por el paciente. En estos casos, amerita la realización de radiografía. Las placas, además, son útiles para descartar otras condiciones.
A partir de ciertos valores, la Sociedad Internacional de Densitometría Clínica (ISCD) además recomienda realizar imágenes de columna lateral con radiografía estándar o con VFA (Vertebral Fracture Assessment). Están en este grupo las personas que perdieran altura, pacientes mujeres mayores de 70 años y hombres a partir de los 80, quienes reporten una fractura vertebral previa pero no aporten la documentación o quienes sostengan un tratamiento con determinadas medicaciones.
Para una adecuada prevención, es importante que la radiografía sea examinada por un observador entrenado que pueda diferenciar las deformidades vertebrales mínimas debidas a fracturas, de aquellas causadas por otras circunstancias.
Radiografías y ¿qué más?
Los datos clínicos valorados como importantes en materia de prevención radican en la medición anual de talla y evaluación de fracturas vertebrales, en caso de su existencia. Además, analizar la historia de caídas del paciente en el año previo. En caso de haber registro, es fundamental una evaluación multifactorial del riesgo, que incluya la capacidad para levantarse de la silla sin la ayuda de los brazos.
Las medidas generales de prevención de osteoporosis y fracturas están recomendadas no solo para la población con características de riesgo, sino con un estilo de vida adecuado en la adolescencia y sostenido en la adultez.
La ingesta de calcio es un factor fundamental en el marco de una dieta saludable: debe rondar el gramo al día desde la juventud para llegar a la adultez con una buena reserva de calcio en los huesos. A partir de los 50 años, no debe ser inferior a los 1.200 miligramos diarios. Además de las fuentes naturales de calcio, se puede recurrir a los suplementos, si el médico lo considera pertinente y determine dosis y duración del tratamiento. Las recomendaciones facilitan la disminución o modificación de los factores de riesgo, no de la enfermedad, sino, fundamentalmente, de la posibilidad de fracturas en edades más avanzadas.
El aporte proteico resulta fundamental y la escala es de un gramo de proteínas por kilogramo, diariamente, además de otros nutrientes como vitaminas y minerales. Diversos estudios indican que aquellos pacientes con fractura de cadera que reciben suplementos de este tipo experimentan un periodo de internación menor y una recuperación funcional mejor, respecto de aquellos que no los recibieron.
La actividad física es otro factor ponderado. Si bien el ejercicio -la actividad muscular- tiene una fuerte relación con el riesgo de fracturas, es la vez un estímulo que repercute positivamente en la estructura esquelética. Cualquier actividad que ejercite el cuerpo significará el abandono del sedentarismo: la caminata, en distancias no menores a 20 cuadras por día –comenzando por objetivos más cortos- constituyen una herramienta al alcance de muchos segmentos de la población.
La exposición moderada y en horarios saludables al sol favorece la absorción por la piel de la Vitamina D y esa es la principal fuente, ya que no se encuentra en muchos alimentos. Entre 15 y 20 minutos en época estival -fuera de los horarios de máxima radiación solar- y media hora al mediodía durante otoño e invierno, entre dos y tres veces en la semana, son suficientes. En algunos casos, principalmente en sujetos mayores de 65 años, el médico tal vez aconsejará incorporar un suplemento de esta vitamina.
Para que el tratamiento de la osteoporosis sea efectivo, debe contemplar la prevención de caídas. Son muy frecuentes las caídas por la calle por baldosas inestables, patinadas en días de lluvia o suelas de zapato que resbalan. De todos modos, muchas se dan en el hogar, por desplazarse por la casa a oscuras, por la presencia de felpudos o alfombras que desestabilizan o porque el baño no está adaptado para facilitar que la persona mayor ingrese o salga de la bañadera, por ejemplo.
Fuentes:
-Asociación Argentina de Osteología y Metabolismo Mineral y la Sociedad Argentina de Osteoporosis
-Sociedad Internacional de Densitometría Clínica (ISCD)
-Con información de la GUÍAS ARGENTINAS PARA EL DIAGNÓSTICO, LA PREVENCIÓN Y
EL TRATAMIENTO DE LA OSTEOPOROSIS 2015
.Laboratorio de Investigación en Osteopatías y Metabolismo Mineral (LIOMM), Universidad Nacional de La Plata.
-Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear, Hospital Italiano de Buenos Aires
-Departamento de Farmacología (II Cátedra), Universidad de Buenos Aires
-Mautalén Salud e Investigación, Buenos Aires
-Servicio de Reumatología, Hospital Argerich, Buenos Aires, Unidad Asistencial César Milstein, Buenos Aires, Centro de Endocrinología, Rosario, Argentina.